jueves, 25 de octubre de 2012

IIº DOMINGO DE ADVIENTO, REFLEXIÓN DOMINICAL

La vida, obras y palabra de Jesucristo nos dan información amplia de quien es El. Existen muchas profecías que señalan las cualidades que debe tener el Redentor y Ntro. Señor Jesucristo ha cumplido todas estas de manera perfecta. Si consideramos una de ellas dirigida a Ntro. Señor Jesucristo, señalada en el evangelio de hoy, veremos esta plenitud: “el mismo Dios vendrá, y os salvará. Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos; y los oídos de los sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo; y alabará la lengua del mudo (Isaías, 35: 4-6).

Jesucristo nos dice ahora a nosotros, de igual forma como les dijo a los discípulos de San Juan, que El realiza las mismas maravillas, que de acuerdo con el profeta, Dios mismo, cuando viniera a Redimir al hombre habría de realizar, luego entonces El debe ser Dios y el Redentor del mundo. Estos milagros fueron pruebas irrefutables de la Divinidad de Jesucristo, por medio de Él, Dios Padre, da testimonio de que Jesucristo decía la Verdad, cuando se declaraba a si mismo ser Su Hijo y el Redentor del mundo. Y cuando Jesucristo realizaba milagros de suyos propios, probaba también de una manera palpable que poseía poderes divinos, y que consecuentemente, El era Dios. Desgraciadamente esta Verdad no ha sido reconocida ni aceptada por muchos, o tal vez, la mayoría rehúsa ver y creer esta Verdad por algún prejuicio diabólico. Los judíos que siguieron a sus líderes espirituales en el rechazo de Jesucristo no tienen ninguna excusa ante Dios por su incredulidad. Lo mismo se debe decir de los incrédulos de nuestros días y de los católicos mistóngos.

Debemos aceptar y creer todo lo que Jesucristo nos ha dado para creer, especialmente lo que encontramos difícil, a consecuencia de nuestra naturaleza caída por la vanidad y el orgullo.Debemos humildemente aceptar a Dios, quien ha venido a nosotros en la forma más humilde y solitaria por nosotros conocida. Viene a nosotros como un infante indefenso en un establo; como criminal al ser condenado a la muerte en la cruz; como víctima de sacrificio en las apariencias de Pan y Vino, sobre nuestros altares. Debemos hacer a un lado nuestro orgullo y vanidad y creer lo que Ha dicho y enseñado y ordenado, simplemente porque es Dios.Pidamos a la Virgen Ntra. Sra. en esta semana en que celebraremos su Inmaculada Concepción la gracia de luchar por amar a Dios con todo nuestro corazón y nuestra alma.

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