miércoles, 24 de octubre de 2012

A MANERA DE DECLARACIÓN Y PRINCIPIOS DOCTRINALES... (Español e Inglés)

Dice la Palabra de Dios en el Iº Libro de los Macabeos, III; 18-19: “Es fácil que una multitud caiga en mano de unos pocos; pues cuando el Dios del Cielo quiere dar la victoria lo mismo es para El salvar con muchos que con pocos; que en la guerra no depende la victoria de la muchedumbre del ejército, sino del Cielo, de donde viene la fuerza”.
LOS SIGNOS SE HAN CUMPLIDO.
¿Qué signos? Los anunciados. ¿Por quién?
Por la Revelación. Los que deseen podrán encontrarlos expresados por Ntro. Sr. Jesucristo mismo en el Evangelio de San Mateo XXIV, por San Pablo en el capítulo dos de la Segunda Carta a los Tesalonicenses y en el Apocalipsis de San Juan.
Por tanto: el tiempo se acaba. La historia del hombre toca su fin. Estamos en los umbrales de la eternidad.
No deseamos hacer polémica, porque no nos interesa. Escribimos lo que pensamos y manda a creer y a  enseñar la Iglesia: “Jesucristo vendrá una Segunda vez, no como Redentor sino como Rey y Juez de inigualable e inefable Majestad”.
Ntro. Sr. Jesucristo dio señales de su regreso `para que estuviéramos sobre aviso. Hay que conocerlas y creerlas para no ser como las vírgenes locas a quienes se les cerraron en las narices las puertas de las Bodas del Cordero.
Para completar la Gran Tribulación falta que aparezca el “hombre de pecado”, el “inicuo”, el “otro” y comience su obra. Por otra parte la apostasía ya es generalizada y pocos distinguen la izquierda de la derecha; el caos, la impiedad, la confusión son tan grandes y las tinieblas tan espesas que hasta se pueden palpar.
Pseudos profetas y falsos pastores por todos lados, que si no se acortasen estos días aún los elegidos podrían sucumbir a ésta terrible tentación contra la Fe.
Por doquier aparecen maestrillos y obispillos que discuten, hablan, escriben, dudan y parece que quisieran emular a las ranas apocalípticas con su incesante croar que aturden para no dejar pensar, y cierran el Cielo con sus parlerías en vez de abrirlos con sus penitencias.
Razón por la cuál, los miembros de Ntra. Sociedad Religiosa no adherimos a ninguna comunidad llamada “tradicionalista o modernista”, ni “mesa redonda” ni cuadrada, ni “reconsagraciones”, ni acuerdismos, muchos menos anti-acuerdismos, ni a rabínicas Tesís, ni a laberínticas opiniones, ni a improvisados “conclaves” de incompetentes personajes. Hemos elegido quedarnos solos, o sea, voluntariamente alejados, en la soledad y en el apostolado de rescatar almas para el Reino de Dios; queremos apartarnos expresamente de toda esa maraña de elucubraciones orgullosas, para así unirnos más a Jesús que fue destronado de un mundo que cada día se aleja más del Único Remedio de Salvación y tratar de vivir en la compañía de los Santos y los ángeles de Dios.
No tenemos ni tememos el juicio de los hombres; ni siquiera lo consideramos, porque no nos interesa.
Esperamos con vehemencia el día de la Ira del Todopoderoso Señor y Rey Jesucristo y a sus precursores. Esperamos el triunfo del inmaculado Corazón de María.
No queremos salvar a la Iglesia, al contrario, deseamos vivamente ser salvados por Ella, porque FUERA DE LA SANTA IGLESIA CATÓLICA, APOSTÓLICA Y ROMANA NO HAY SALVACIÓN PARA NADIE.
Trabajamos y trabajaremos para restaurar en Cristo todas las cosas, pero no a cualquier precio, porque primero está el Honor de Dios y su Gloria.
Con la gracia de Dios, no anhelamos otra cosa que disolvernos para estar con Cristo, pero “disolvernos” en la lucha contra el Anticristo y su ejército idólatra e impío, poniendo el cuerpo y el alma en ésta batalla, y no la lengua.
Los que sean de Dios que se acerquen al desierto de la tribulación, la oscuridad, el olvido y la muerte gloriosa; el resto que siga cocinando para los Caldeos en las cacerolas de Egipto. De nuestra parte sólo queremos comer el Pan de los Angeles en la Casa de Dios.
Llegará el día, y ya estamos en él, que quién no aborrezca sus propios juicios, sus propias elucubraciones y aún sus propios bienes y su vida, los perderá por la soberbia.
El profeta Elías no fue enviado sino a una sola viuda, en Sarepta, aunque había muchas en Israel. Habiendo muchos leprosos en Israel, a ninguno fue enviado Eliseo, sino a Naamán el sirio.
También ahora Dios colmará de bienes a los hambrientos, no a los satisfechos. Dará su gracia a los que se humillen ante su mano todopoderosa y rechazará a los que soberbiamente creen saberlo todo. LA IGLESIA SERÁ LLEVADA AL DESIERTO y allí será alimentada.
Venga la gracia; pase éste mundo. “EL REX TREMENDAE MAJESTATIS” está a las puertas..
El que ha de venir, vendrá y no tardará… Piadoso Señor Jesús sálvanos, Ven Señor Jesús, ¿por qué tardas? ¿qué esperas para mostrar al mundo tus divinas banderas, y arrojar tu mensaje de luz sobre las fieras?

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Religious Society of St. Louis, King of France – Position Paper
From the word of God in the first book of Macabees, ch. III, vs. 18-19 we read: 'It is easy for a great number to be defeated by a few; indeed, in the sight of the God of Heaven, deliverance, whether by many or by few, is all the same; for victory in war does not depend on the size of the fighting force: rather, it is Heaven that accords the strength.
THE SIGNS THAT HAVE BEEN COMPLETED.
What signs?  Those that have been announced. 
By whom? In Revelation.
Anyone who wishes can find them in Our Lord’s own words in the Gospel of St. Mark, Chapter XXIV, in St. Paul’s second letter to the Thessalonians, Chapter II and in the Apocalypse of St. John.
Time is running out.  Mankind is approaching the End Times and we are at the threshold of eternity.
We do not wish to enter into polemics; they do not interest us.  We write what we think and what the Church believes and teaches:  Jesus Christ will come a second time, not as our Redeemer, but as King and as Judge in incomparable and ineffable majesty. 
Our Lord Jesus Christ gave signs of His return ‘so that we would be warned in advance.  We must know them and believe them lest we are like the foolish virgins who were unprepared for the bridegroom’s coming and the door to the wedding feast was shut in their face.
Several things will precede the Great Chastisement: the iniquitous Man of Sin will make his appearance and begin to weave his web.  Men will lose the faith and no longer be able to distinguish wrong from right, the thick oppressive fog of confusion, impiety and the Great Apostasy will be palpable.
False shepherds and pseudo prophets will abound and if these days were not shortened, even the elect could succumb to this terrible temptation against faith.  Everywhere, instead of opening the heavens with penance, so-called intellectuals, bishops, and thinkers will discuss, lecture, write, spread doubt and, like the apocalyptic swarm of toads whose cacophony no longer let one think, with their incessant croaking, they submerge us in darkness and confusion.
For all these reasons, the members of our Religious Order adhere to no community; neither “Traditionalist” nor “modernist” nor “round” or “square” table. Neither do we adhere to re-consecrations nor agreements, nor anti – agreements, neither rabbinical theses, nor treaties, nor the labyrinth of opinions, theories or improvised conclaves of incompetents. We choose to remain apart; distanced, alone in the apostolate of rescuing souls for the Kingdom of God.  We wish to expressly remove ourselves from this tangle of prideful conjecture so as to unite us more to Jesus. While they have dethroned Him and day by day forsake our only means of salvation, we will strive to live in the presence of the saints and the angels of God.
We do not fear the judgment of men, we do not even consider it; it interests us not at all.
We fervently await the day of wrath of the all-powerful Lord and King Jesus Christ.  We await the triumph of the Immaculate Heart of Mary.
We do not wish to save the church; on the contrary, we wish to be saved by Her, for outside of the Holy Roman Catholic and Apostolic Church, there is no salvation for anyone.  We work and will always work to restore all things in Christ, but not at any price because the greater honor and glory of God is always foremost.

We work and will continue to work to restore all things in Christ for the Greater Honor and Glory of God.
By the grace of God we aspire nothing other than to die to ourselves in order to be united with Christ in the struggle against Antichrist and his idolatrous and impious army.  We place our body and soul in this battle- but not our tongue. 
Let God’s children approach the desert of the chastisement, the darkness, the forgotten but glorious death.  For our part, we only want to eat the bread of Angels in the house of the Lord.  Let the others concoct recipes for the Chaldeans in the stew pots of Egypt.  The day will come and indeed it is here when those who cling fast to their own judgments and speculations, as they would to their worldly possessions and their life, will lose everything thanks to their arrogance.
 
Despite the fact that there were many widows in Israel, to none of them was Elias sent, but to a widow woman in Sarepta of Sidon. And there were many lepers in Israel in the time of Eliseus the prophet: and none of them was cleansed but Naaman the Syrian.
Even today, God will fill the hungry with good things, and the rich he will send away empty. He will bestow His grace on the humble before his all powerful hand and reject those who arrogantly claim to know all things.  The Church will be carried off into the desert and there she will be fed.
So again today will God fill the hungry with good things while the rich he will send empty away.  He will exalt those who humble themselves before his all powerful hand and scatter the proud in the conceit of their heart.  The church will be carried off into the desert and there she will be fed.
Let the graces pour forth, let the world pass “THE KING OF TREMENDOUS MAJESTY IS AT THE GATES.”
He who is to come will come and it won’t be long.  Merciful Lord Jesus save us, Come Lord Jesus, do not delay. When will you show the world your heavenly banners and shed your message of light over the beasts?

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